martes, 28 de agosto de 2012

Artistas de la pintura entre los años 20 y 40: panorama latinoamericano


Pintura Latinoamericana
A través de la integración de arquitectura, escultura, pintura y artes decorativas, los pueblos latinoamericanos se preocuparon por crear un arte ambiental que lograse transmitir un efecto monumental.
México emerge como centro del mundo artístico latinoamericano en la primera mitad del siglo XX. Entre sus múltiples manifestaciones artísticas merecen una mención especial los muralistas Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, en una línea figurativa y didáctica que transmite una afirmación cultural nacionalista y reivindicaciones políticas revolucionarias.

Con posterioridad a 1945 los artistas se mostraron más interesados por los estilos de la vanguardia internacional que por un mantenimiento de los estilos representativos de la nación, como muestra la obra pionera del uruguayo Joaquín Torres García. Numerosos artistas se sintieron atraídos por Nueva York o París, como los venezolanos Marisol Escobar y Jesús Rafael Soto, principal exponente del arte cinético.

La pintura y la escultura latinoamericanas del siglo XX se han caracterizado por un continuo diálogo entre lo figurativo y lo abstracto, lo nacional y lo internacional.

Emilio Pettoruti (1892-1971), considerado como uno de los primeros vanguardistas argentinos, durante su estancia en Italia se unió al grupo futurista y más tarde en París se dejó influenciar por el cubismo de Juan Gris.
Durante su beca en Italia adhirió al futurismo, agrupado en torno a la revista Lacerba (Carrá, Boccioni, Marinetti y Russolo), con los que realizó algunas exposiciones en Italia y Alemania.
La atracción que su obra despertó en el comerciante de arte más importante de la posguerra, Herwarth Walden, le valió una invitación en 1923 para exponer en su galería de Berlín, Der Sturm. De ahí marchó a París y allí tuvo ocasión de conocer a Picasso y Juan Gris, del que recibió una importante influencia. Tras seis meses de permanencia en la capital francesa, en 1924 regresó a Buenos Aires, y ya como cubista comprometido, realizó una pequeña exposición con trece cuadros que provocó un importante escándalo en el mundo artístico bonaerense, que le acusó de querer destruir el arte nacional ("El guitarrista", "El flautista ciego" o "La institutriz").

Elementos cubistas y futuristas se aliaban en sus cuadros a un color en el que estaban presentes los maestros italianos del renacimiento. Con esta exposición se producen las primeras aproximaciones a la abstracción y la no figuración en Argentina ("Vino rojo de Capri", 1936; "Vaso lleno", 1939). 

Joaquín Torres García (1874-1949),
Joaquín Torres García, pintor uruguayo abstracto, contribuyó decisivamente a la difusión del constructivismo en Latinoamérica, con su teoría del universalismo constructivo.
Hijo de padre catalán y madre uruguaya, realizó sus estudios en Barcelona, y se vió muy influenciado por el movimiento modernista catalán, con el que siempre se identificó.
Inició su amistad con Pablo Picasso y Antoni Gaudí, con quien colaboró en la realización de las vidrieras del templo de la Sagrada Familia en Barcelona (1903-1907).
Durante los veintinueve años que vivió en la ciudad, llevó a cabo varias obras en edificios públicos y privados (ayuntamiento, diputación, iglesias de San Agustín y San Jorge), También trabajó con Gaudí en la restauración de la catedral de Palma de Mallorca, donde realizó unas vidrieras con diseño geométrico y colores planos, que producen en el interior una iluminación singular. En 1910 se traslada a Bruselas para decorar el pabellón uruguayo de la Exposición Internacional (dos murales sobre la agricultura y ganadería uruguayas) y con motivo de este viaje visita también París, Florencia y Roma. En 1913 publica "Notas sobre Arte", con el que se inicia en la teoría artística y realiza el fresco "La Cataluña ideal".
En 1926, luego de varios viajes fija su residencia en París. Aquí toma contacto con Mondrian, Van Doesburg y Seuphor, fundando en 1930 la revista y el grupo "Cercle et Carré", promotor de la primera exposición de arte constructivista y abstracto.
En 1932 abandona París y se instala en Madrid, donde conoce a Federico García Lorca y crea un grupo de artistas constructivos. Tras su regreso a Montevideo en 1934, funda la "Asociación de Arte Constructivo" y más tarde el "Taller Torres García". Su teoría sobre el constructivismo fue difundida a través de la revista "Cercle et Carré" y de su libro "Universalismo constructivo", publicado en 1944; ese mismo año le fue concedido el Premio Nacional de Pintura.



Su teoría se plantea el arte como puente entre el hombre y la naturaleza.
Para Torres, el arte no debe imitar la naturaleza, pero tampoco negarla. A través de símbolos arquetípicos, recursos formales simples como líneas horizontales y verticales, y el uso de la sección áurea, el artista busca, a través de estos elementos, a través del uso de colores primarios, rescatar las raíces de las culturas precolombinas como elementos que conforman también la civilización occidental, e incidir en el subcosciente del espectador,  a través de un lenguaje de alcance universal.
 
Pedro Figari (1861-1938)
Pintor, abogado y periodista uruguayo, figura destacada de la etapa postimpresionista en su país, caracterizado por su carácter polifacético, participó de la tradición de conocer los principales centros artísticos del momento.
Iniciándose tardíamente, y siendo casi un autodidacta, en 1921-en Buenos Aires- se dedicó cuatro años exclusivamente a la pintura para volver inmediatamente a París, donde permaneció durante nueve años y obtuvo su consagración como artista plástico. En 1933 regresó a Uruguay, donde falleció en 1938. Entre sus obras destacan las de tradiciones criollas, como "Toros" o "Preparando a la novia", donde consiguió plasmar con gran ritmo y vigor cromático la memoria colectiva rioplatense.
Figari siempre pinta evocaciones: recuerdos de juventud, hechos históricos, y siempre hay cierta intemporalidad, aunque algunas veces los hechos evocados no sean tan lejanos. Esa intemporalidad nunca aleja las escenas en el tiempo, más bien las transforma en aparentemente cotidianas, las acerca, como acerca los horizontes, o pone en el mismo plano que los protagonistas la luz de puertas y ventanas de un telón que deja de ser fondo. Y esos personajes intemporales no arrojan sombras; si en algún cuadro aparece una sombra, esta es tan protagonista como el farol, lámpara o vela que le da origen.


Petorutti, junto a Joaquín Torres García y Pedro Figari forma la trilogía rioplatense con presencia permanente en los grandes catálogos del mundo. Su obra evidencia una personalidad tempranamente estructurada y en ella somete los temas más usuales (paisaje, retrato, naturaleza muerta) a la nueva óptica del cubismo. Juega con la perspectiva, concilia el espacio interior con el exterior, conjuga sombras y luces, y ordena plásticamente los estímulos dispersos en la realidad visual.

Rafael Barradas (1890-1928)
Otro pintor uruguayo interesantísimo, autodidacta , que vivió una vida cortísima pero intensa fue Rafael Barradas.
Hijo de inmigrantes españoles (su padre fue un humilde pintor que no trascendió), de muy joven tuvo el plan de viajar a Europa, al centro de la movida cultural occidental, y fue gracias a un amigo (el cantante Alfredo Médici) que compartió su beca con él que éste pudo viajar.
 Su carrera artística comenzó como caricaturista, fundando la revista "El monigote", una publicación satírica sobre el ambiente cultural de la bohemia montevideana y sus personajes callejeros.


Su forma de expresión pictórica es lo que él mismo denominó como "vibracionismo"; de alguna manera su interpretación del futurismo italiano.

Una paleta y una pincelada en la que los trazos, movedizos, van tornándose por "vibración", por "cercanía" en otro color, otro trazo, otro movimiento.
Para Barradas, la expresividad se manifisiesta en "el ángulo".
Demostrando constantemente su condición de gran dibujante con una técnica exquisita, su pintura, de gran fuerza expresiva y un excelente cromatismo se manifiesta como "viva", en constante movimiento.
Una cosa que diferencia al vibracionismo del cubismo es que Barradas no trabaja con los colores puros sino que estudia la escala tonal 
En determinado momento su estilo varía dejando el vibracionismo y pasando a un estilo más realista, íntimo y sombrío. En este estilo encontramos la serie "Los magníficos", dedicada a "El hombre de la alpargata", "Obrero en la taberna" y tipos humanos como "Castellanos", etc. Personajes históricos, con una presencia que se impone, en sus corazas, sus enormes manos, con ojos vacíos y, como hemos leído alguna vez referido a sus personajes: "con alma de eternidad". 
Artista de dos patrias, la mayor parte de su obra la pintó en España y volvió a Montevideo a morir, trayéndose consigo toda su obra.

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