martes, 28 de agosto de 2012

Artistas de la pintura entre los años 20 y 40: el "naturalismo surrealista"


"Naturalismo Surrealista"

Salvador Dalí (1904-1989)

El maestro supremo de la síntesis de contenido surrealista y técnica naturalista es Salvador Dalí.
La técnica pictórica de Dalí se caracteriza por un dibujo meticuloso, una minuciosidad casi fotográfica en el tratamiento de los detalles, y un colorido muy brillante y luminoso.


Por medio de esta técnica, y en especial, la esmerada atención por los detalles, consigue desacreditar la realidad, hacerla imposible. Su manera de pintar es fiel a la realidad, pero relaciona los objetos o les otorga cualidades de modo tan sorprendente que acaban por ser fantásticamente improbables.
 
Yves Tanguy (1900-55)
 
El pintor francés Yves Tanguy, tras participar como oficial de la Marina Mercante francesa durante la Primera Guerra Mundial, al regresar a París, se integró al grupo surrealista liderado por el poeta André Breton.
Las obras de Tanguy, caracterizada por una pintura totalmente tradicional pero pobladas de extraños y fantásticos huesos con formas de ameba, y ordenadas en paisajes imaginarios carentes de vida, pronto obtuvieron reconocimiento.


Sus figuras, pertenecientes a un mundo de sueños y obsesiones, resaltan por la elegancia de los colores claros y los esmerados detalles.
Su visión de un apocalipsis moderno, encarna la angustia y opresión que se han hecho dueñas de la conciencia del hombre moderno.

 Jean Lurçat (1892-1966)
 
La inseguridad, la angustia general y la impresión de un inminente desastre que pesaba sobre Europa en los años '30, llevó a Lurçatt muy cerca del Surrealismo.
Considerado además como uno de los más importantes diseñadores de tapiz del siglo XX, en "Mástiles y velas" Lurçatt ilustra su visión del mundo: velas azotadas por el viento vuelan en torno a mástiles que se inclinan cediendo a sus tirones, pero los mástiles y las velas no hacen mover ningún barco; están clavados en la arena bajo un cielo amarillo de bilis.



Marc Chagall (1887-1985)

La obra de Chagall, cercana al surrealismo pero con un sello muy personal, lleva consigo la herencia de un pasado cargado de cuentos y leyendas de su Rusia natal y su tradición judía.
Con un gran sentido del humor y dosis de fantasía, pinta un reino de ensueño impregnado de una exquisita inspiración poética.


En sus cuadros el gran tesoro de las antiguas tradiciones judías cobra una realidad de índole pictórica.
El cuadro "Rabino con Torá", un rabino en una aldea nevada, es un ejemplo de los sentimientos espirituales del propio Chagall.
Tras su visita en 1931 a Palestina, pintó el interior de una sinagoga en Safad. Chagall transformó la bóveda real de la sinagoga en una construcción casi inmaterial: más ligero que el aire, el edificio parece remontarse hacia el cielo, y de las tres hornacinas donde se guardan los rollos sagrados, con sus cortinas rojas, irradia una luz que resplandece y da calor.

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