sábado, 22 de diciembre de 2012

1963: El asesinato de John F. Kennedy



Estados Unidos. 22 de noviembre de 1963. En pleno día y ante la vista de una multitud que lo había ido a vivar mientras se paseaba en auto descapotable, fue asesinado el primer mandatario John Fitgerald Kennedy.


El asesinato de JFK
El más carismático mandatario norteamericano de este siglo, John Fitgerald Kennedy, es asesinado en pleno día mientras realizaba una gira política en Dallas. El origen de los disparos aún sigue siendo un enigma.


El 22 de noviembre de 1963, en pleno día y ante la vista de una multitud que lo había ido a vivar mientras se paseaba en auto descapotable por Dallas (Texas), fue asesinado John Fitgerald Kennedy.
El origen de los disparos es uno de los mayores enigmas de este siglo y aquella fecha se recuerda como uno de los días más aciagos de la historia de los Estados Unidos, porque John F. Kennedy era "el presidente diferente".
La muerte del joven presidente de Estados Unidos marcó a una generación, no solo por la popularidad del mandatario, sino por las misteriosas circunstancias de su muerte.

En otoño de 1963 Kennedy comenzó a planificar su estrategia para la reelección. Viajó por todo el país alabando la mejora de relaciones con los soviéticos. El 22 de noviembre, mientras viajaba en un automóvil descapotable por Dallas (Texas), Kennedy recibió varios disparos en la cabeza y en el cuello, a consecuencia de los cuales falleció. Una comisión encabezada por el presidente del Tribunal Supremo Earl Warren (Comisión Warren), llegó a la conclusión en setiembre de 1964 de que el único asesino había sido Lee Harvey Oswald, antiguo soldado estadounidense. Oswald, que fue detenido horas más tarde del asesinato en un cine próximo, fue asesinado dos días después por el propietario de varios locales de strip tease en Dallas, Jack Ruby, mientras era conducido desde la ciudad a la prisión del condado. Ruby declaró que deseaba ahorrar a la viuda de Kennedy la penosa circunstancia de un proceso contra el hombre que dado muerte a su marido, lo que no muchos creyeron.
Lo cierto es que el asesinato de Oswald impidió una investigación profunda del asesinato de Kennedy, dejando para siempre las dudas en cuanto a la verdadera participación de Oswald en el mismo.
Investigaciones posteriores sugirieron la firme posibilidad de que a Kennedy le dispararan al menos dos francotiradores, de frente y por detrás, lo que confirmaba las impresiones de la mayoría de los testigos oculares. Se identificaron varios posibles promotores del magnicidio, incluida la mafia y los exiliados cubanos descontentos.

Los mil días de gobierno de John Fitzgerald Kennedy
En 1960, John Fitzgerald Kennedy tenía 43 años, era senador por Massachusetts, católico, de familia adinerada, tenía una bella esposa y era ex héroe de guerra; su aire juvenil lo hizo inmensamente popular durante su meteórica campaña para alcanzar la presidencia. Su rival en los comicios fue el entonces vicepresidente Richard Nixon, a quien venció por ajustado margen. Aun se insiste en que el debate que ambos sostuvieron por televisión (la primera vez en la historia que así se hacía) fue fundamental para volcar a los electores a favor del joven de aspecto deportivo y encantador antes que al cansado y enfermizo candidato oficialista.
En 1961, su primer año en el cargo, Kennedy fue criticado ásperamente por una serie de acontecimientos internacionales adversos. Heredado del gobierno anterior un plan secreto para derrocar al régimen cubano de Fidel Castro, Kennedy aprobó la invasión de Cuba por refugiados que operaban con la ayuda de algunas agencias estadounidenses. El fracaso de la invasión en la bahía de Cochinos se convirtió en una frustración personal para el presidente.
Ese mismo año, en primavera, Kennedy consideró la posibilidad de enviar tropas a Laos, que estaba siendo amenazado por insurgentes comunistas. Voló a Viena en junio para entrevistarse con el primer ministro soviético Nikita Kruschev y ambos acordaron un la neutralidad de esta cuestión, surgiendo, en cambio, el problema de Berlín.
El 10 noviembre de 1958, Kruschev decidió traspasar en el plazo de 6 meses la plena soberanía sobre Berlín a la RDA, renunciando a la zona de ocupación soviética. Los norteamericanos, ingleses y franceses deberían hacer lo mismo en sus zonas respectivas. Si no lo hacían lo consideraría un acto de agresión contra la URSS y el Pacto de Varsovia.
El rechazo al ultimatum realizado por Kruschev a las potencias aliadas no trajo consecuencias inmediatas pero la tensión comenzó a crecer hasta su punto más álgido: en mayo de 1960, una conferencia de los cuatro grandes se malogró antes de comenzar por una cuestión de espionaje realizado con aviones U2 contra la Unión Soviética.
La cuestión alemana entonces es resuelta de la peor manera. En 1961, el fundador de la RDA Walter Ulbricht propone la construcción del muro de Berlín: el sector oeste de la ciudad fue separado del resto de la ciudad por un muro. Kennedy respondió enviando un contingente militar a la ruta terrestre hacia Berlín para reafirmar los derechos de acceso.
En octubre de 1962, un reconocimiento aéreo confirmó que se estaban crando una base para la instalación de misiles soviéticos en Cuba, por lo que el 22 de octubre el presidente Kennedy anunció su intención de establecer el bloqueo naval alrededor de la isla para evitar la llegada de material soviético que pudiera hacer operativos los misiles y exigió que la Unión Soviética desmantelara las bases descubiertas. Los contactos entre Kruschev y Kennedy se desarrollaron a través de canales diplomáticos. El 28 de octubre Kruschev accedió a las demandas estadounidenses; Kennedy interrumpió el bloqueo y dio garantías de que Estados Unidos no invadiría Cuba. La retirada soviética se consideró un triunfo personal del presidente.
La política exterior de Kennedy tuvo mejores resultados en 1963. Durante un triunfal viaje a Europa fue calurosamente recibido en Berlín Occidental, donde prometió continuar su apoyo a la República Federal de Alemania. En junio pronunció un innovador discurso de política exterior en el que pedía el fin de la Guerra fría. Las dos superpotencias acordaron establecer un "teléfono rojo" entre Moscú y Washington, para facilitar la comunicación inmediata en el caso de crisis que pudieran resultar fatales. En julio se llegó a un acuerdo con la Unión Soviética y Gran Bretaña sobre un tratado de prohibición de pruebas nucleares. Estos hechos se vieron empañados por el empeoramiento de la situación en Vietnam del Sur, donde Kennedy había enviado 17.000 soldados estadounidenses en ayuda de un régimen inestable acosado por la corrupción y una creciente insurgencia comunista.
Política latinoamericana
Respecto a América Latina, Kennedy propugnó cambios en la política tradicional de Estados Unidos hacia los Estados latinoamericanos.
Kennedy trabajó para invertir la política de Truman y Eisenhower de ayuda militar más que económica.
En varios discursos señaló la necesidad de apoyar el desarrollo económico de los países latinoamericanos, bajo sistemas democráticos, en un contexto regional en el que el éxito de la revolución cubana -asentada tras la fracasada invasión de bahía de Cochinos- contaba con numerosos simpatizantes en América central y meridional.
En agosto de 1961 se celebró en Punta del Este (Uruguay) una reunión del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES) en donde había delegados de todos los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), incluida Cuba (representada por Ernesto Che Guevara). En esta reunión se aprobó la creación de la Alianza para el Progreso (ALPRO); en el texto oficial de su constitución se establece su objetivo general: "mejorar la vida de todos los habitantes del continente"; para ello se proclamaron varias medidas de carácter social (educación, sanidad, vivienda), político (defendiendo la formación de sistemas democráticos, según el principio de autodeterminación de los pueblos) y económico (limitación de la inflación, mejora de la balanza de pagos, siempre bajo la iniciativa privada). Para garantizar estos objetivos, Estados Unidos se comprometía a cooperar en aspectos técnicos y financieros. La opinión pública recibió con entusiasmo esta declaración, pero el programa fracasó debido a que, tras el asesinato de Kennedy, sus sucesores limitaron la ayuda financiera estadounidense en América Latina, prefiriendo acuerdos bilaterales en los que primaba la cooperación militar.
Asuntos nacionales
Kennedy tuvo problemas en el Congreso de Estados Unidos, donde sus propuestas más importantes para el estímulo económico, la reforma fiscal, la ayuda a la educación y un bienestar ampliado quedaron obstruidas. Tuvo mejor suerte con sus acciones ejecutivas, persuadiendo a importantes compañías siderúrgicas para que dieran marcha atrás en los aumentos de precios en abril de 1962 y estimuló la carrera para llegar a la Luna. Kennedy respondió enérgicamente contra los esfuerzos para frustrar la integración de los negros en las universidades de los estados del Sur amenazando incluso con el envío de tropas federales si no se cumplían las leyes antirracistas. Para reforzar los derechos civiles, Kennedy envió al Congreso un mensaje especial solicitando una legislación para acabar con la segregación en los servicios públicos y dar al Departamento de Justicia autoridad para llevar a cabo acciones en favor de la integración escolar. La mayor parte de sus propuestas fueron promulgadas en última instancia en 1964 en la Ley de Derechos Civiles.
El "sueño americano" encarnado en el más joven presidente norteamericano de su historia, acabó sorpresivamente un 22 de noviembre de 1963,cuando tres disparos acabaron con su vida. El enigma sobre los responsables de su muerte aun se mantiene, y esa fecha sigue siendo recordada como una de las más aciagas de la historia de los Estados Unidos.

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