lunes, 11 de marzo de 2013

1968. La Primavera de Praga



Checoslovaquia. 1968. El desencanto frente a los resultados de los primeros años de gobierno, promovieron una fermental discusión hacia una democracia socialista. La "Primavera de Praga", en principio aceptada por el gobierno soviético, podía resultar una amenaza en el marco de la guerra fría. La invasión con los tanques no se hizo esperar. 

La "Primavera de Praga"

El fin de la Segunda Guerra Mundial consagró la instalación de la II República Checoslovaca, y tras las elecciones por sufragio popular, el partido comunista obtuvo el gobierno por mayoría absoluta.
Desde 1957 hasta 1968 Checoslovaquia fue gobernada por el régimen del presidente y primer secretario del Partido Comunista Checoslovaco, Antonin Novotný.
Hacia 1967, tanto la sociedad como los propios miembros del Partido Comunista consideraban ineficaz la gestión del presidente Novotný. Un grupo importante de intelectuales realizó agudas críticas hacia dirigentes del partido (ubicando en primer lugar al propio presidente), hacia las prácticas dirigistas del aparato del partido, y propusieron la democratización socialista a partir de las organizaciones comunistas.
El presidente Antonin Novotný fue obligado a abandonar el poder en enero de 1968 y su cargo pasó a manos de Alexander Dubcek, que prometió "un socialismo con rostro humano".
Los principios del proyecto de Dubcek consistían en la descentralización de la economía y la burocracia, la concesión de libertad de prensa y el mantenimiento de relaciones más conciliatorias con Europa Occidental. Los cambios introducidos fueron respaldados por un importante sector de las sociedades checa y eslovaca.
En los primeros momentos, la URSS, presidida por Leonid Brezhnev, apoyó el ascenso de Dubcek al poder, pero hacia la primavera de 1968 comenzó a percibir el caso checoslovaco como una amenaza para la influencia soviética y su hegemonía sobre otros miembros del bloque soviético de Europa del Este.
El temor fundamental estaba en que el proceso desembocara en una vuelta al capitalismo; por esa razón Brezhnev autorizó la ocupación de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia (fuerzas de la URSS, Polonia y Alemania del Este) el 21 de agosto de 1968.
La mayoría de los países socialistas europeos apoyó al Partido comunista checoslovaco en contra de la ocupación soviética.
El Mariscal Tito, presidente de Yugoslavia, proclama: "La soberanía de un estado socialista ha sido violada"
El mismo 21 de agosto, un millar de personas salía del local del Partido Comunista Checo en Praga con banderas negras y tricolores entonando "La internacional" en una manifestación de duelo. Entretanto la Asamblea Nacional exigía categóricamente la evacuación del país por los ocupantes, y la liberación de las personalidades arrestadas.
El 23 de agosto, el Congreso Extraordinario del Partido comunista checoslovaco, reunido durante once horas, dirige un ultimatum a los ocupantes, conminándolos a retirar las tropas en 24 horas, a falta de lo cual se desataría una huelga general ilimitada en todo el país.
Se produjeron sublevaciones y en abril de 1969 Dubcek fue sustituido como primer secretario del Partido Comunista por Gustav Husák, un miembro de la oposición conservadora.
La URSS quebraba con esta ocupación, los principios acordados en 1960, entre los 81 partidos comunistas de la declaración: el principio de igualdad completa entre los partidos comunistas del mundo; respeto de la integridad territorial; soberanía política, y por la no-intervención en los asuntos internos.

Significará, sino un quiebre, sí un distanciamiento hacia Moscú, de muchos de los países pertenecientes al bloque socialista, debido a estos acontecimientos.

INSCRIPCIONES EN LAS PAREDES DE PRAGA:

"¡Despierta Lenin! ¡Brezhnev se volvió loco!"
"Lenin da - Brezhnev niet"
"Con sangre no sólo se sella la amistad: también se puede borrar"
"Ocupantes: ¿eso es lo que os enseñó Lenin?"
"Iván: vuelve a casa, tu Natasha tiene problemas sexuales"
"Praga nunca será un Brezhnievgrado"
"Nosotros tenemos razón. Ustedes tienen los tanques"
"No los necesitamos ¿para qué vinieron?"
"El circo soviético en Praga: actúa un grupo de gorilas amaestrados"


domingo, 3 de marzo de 2013

1968. La rebelión del mayo francés: "La imaginación al poder"



Ningún acontecimiento francés de este siglo fue tan emblemático como el mayo de 1968. La revuelta estudiantil marcó un cambio de mentalidad que -entre otras cosas- cambió las relaciones del poder y puso sobre la mesa algunas nuevas reglas de juego.

 La rebelión de mayo del '68: "La imaginación al poder"

Ningún acontecimiento francés de este siglo fue tan emblemático como el mayo de 1968 con el estallido de una gran revuelta juvenil que paralizó el país,
Tuvo 34 días de desarrollo que parecieron liquidar al gobierno del General De Gaulle, y al mes siguiente se diluyó prácticamente en la nada. En apariencia. Porque los sucesos de la primavera fueron, sin que se supiera en ese momento, los primeros detonantes de un cambio de mentalidad que entre otras cosas cambió las relaciones del poder y puso sobre la mesa algunas nuevas reglas de juego.
El año 1968 fue un año bisagra, tomado convencionalmente para referirse a una verdadera revolución de las mentalidades. Alemania, Italia, la España franquista, México, algunos países del Este europeo, China, estuvieron marcados por el 68.

El común denominador de aquélla época fue la radicalización, tanto de los métodos de lucha como de las formas de participación. Empezó a abrirse camino a la comprensión de la diversidad de las formas de dominación, desplegadas en espacios diversos: la familia, la vida cotidiana, la producción, la educación, la técnica, la comunicación, los partidos, el aparato estatal, etc.

El de Francia fue un movimiento que se inscribe en una corriente de todo este siglo que va en contra del racionalismo, y que en el 68 tuvo su eclosión. De esa corriente forma parte el psicoanálisis y, sobre todo, el surrealismo, que cuestionó la visión racionalista de las cosas. Los actores fueron básicamente los jóvenes y las mujeres, que irrumpieron en la actividad política.

En Francia se cuestionaba al sistema.
El núcleo dirigente de la Universidad de Nanterre no quería un lugar en el sistema. Se llegaba al extremo de que se les preguntaba qué es lo que querían y ellos respondían que no tenían un petitorio, que querían cambiar todo. No es casualidad que muchos de ellos se denominaran anarquistas.
Los jóvenes parisinos no buscaban reemplazar al sistema, a sus dirigentes por otros. Lo que querían era un cambio en la cultura social, en la manera de vivir, a favor de la libertad, en contra de la planificación.
El movimiento era anarquista en un sentido laxo, en el sentido de que se opone o desconfía del orden establecido. Además tenía un fuerte componente de afirmación de la individualidad, de que hay un destino personal que se quiere cumplir y que no se puede satisfacer con la disolución en la masa. El sentido del Mayo francés fue la demanda de que cada uno como sujeto fuera considerado.
Por esa razón, en medio de la lucha política se colaban graffitis como 'Prohibido prohibir', 'hacer realidad los deseos', que tenían más que ver con la expresión de la subjetividad que con cambios superestructurales.



Pocos movimientos sociales estuvieron tan directamente vinculados a los debates en el campo intelectual de su época como los sucesos de Mayo de 1968 en Francia. Huelga estudiantil, huelga obrera, movilización de sectores de poca tradición combativa se unen en la única crisis revolucionaria seria que se produjo en una metrópoli occidental desde la posguerra. Cualquier análisis de este movimiento debe tener en cuenta la relación que existía en la década del 60 entre el trabajo de los intelectuales y la crítica radical del orden social.

En esos años las ciencias sociales habían experimentado un gran avance. Nuevas disciplinas hacían objeto de su análisis áreas poco estudiadas de la cultura. Los diálogos interdisciplinarios derrumbaban las aduanas académicas de la ciencia oficial. Esquemas de larga vigencia en el pensamiento moderno eran puestos entre paréntesis. El estudio de las sociedades coloniales derribaba mitos etnocéntricos. La evolución de los países del capitalismo central y de los regímenes burocráticos era sometida a una aguda crítica.

En vísperas de Mayo de 1968 una serie de tesis que habían gozado de mucha difusión a comienzos de la década venían siendo seriamente cuestionadas en distintos espacios críticos:
a] la idea de estructura como fenómeno ahistórico
b] el concepto de lenguaje como sistema independiente de la acción de los sujetos que hablan
c] el carácter inmanente de los códigos y sistemas simbólicos que circulan en la sociedad
d] la ausencia de sujetos colectivos detrás de los códigos sociales
e] la neutralidad de las ciencias sociales
f] la oposición entre ciencia e ideología.


A la vez, se afirmaban una serie de elementos desarrollados en los espacios en que intelectuales y militantes se daban la mano. Entre ellos la idea del lenguaje como inseparable de los sujetos que hablan y se comunican a través de él, y la noción del saber y la transmisión de mensajes como un proceso dialógico.

La imagen básica del movimiento de Mayo es la del pueblo apoderándose de los edificios y subvirtiendo los discursos y las prácticas de las instituciones que allí residían: universidades, fábricas, liceos, canales de televisión, teatros, colegios profesionales, etc. Mientras el poder del Estado burgués se replegaba, las asambleas soberanas y los comités electos se hicieron cargo de la gestión de estos lugares y buscaron establecer una forma distinta de comunicación entre sí y con la sociedad. Mientras se rompía el diálogo vertical entre gobernantes y gobernados, estas redes buscaron establecer diálogos multidireccionales con grados desiguales de convergencia.

"La revolución burguesa fue jurídica, la revolución proletaria fue "económica". La nuestra será social y cultural, para que el hombre pueda devenir él mismo, y no se contente más con una ideología humanizante y paternalista".

Entre los intelectuales universitarios que participaron de esta gran discusión cultural con los estudiantes se encontraban Jean Paul Sartre (padre del existencialismo), Julia Katreva (psicoanalista, escritora y profesora de lingüística); Simone de Bouvoir (escritora); Jacques Lacan (psicoanalista), entre otros. 


Contexto
Estas movilizaciones fueron parte de una situación mundial convulsa que estaba acabando con la llamada "edad de oro del capitalismo", y a la vez dieron el ejemplo a miles de jóvenes y trabajadores de todo el mundo, que comenzaban a sufrir las consecuencias del fin del boom económico de la posguerra.
Entre 1945 y comienzos de los años sesenta Europa Occidental vive una época marcada por la reconstrucción y el desarrollo. El Plan Marshall norteamericano y la constitución de la Comunidad Económica Europea tienen como objetivo la reactivación económica para frenar la expansión de la revolución, evitando que ésta entre en los países centrales de Europa (Francia, Italia, Alemania); para ello acuerdan con los partidos comunistas europeos, que se declaran favorables a la reconstrucción capitalista de Europa Occidental, con las concesiones a los trabajadores, constituyendo lo que se dio en llamar "el estado del bienestar".
A lo largo de esos 15 años el nivel de vida de los trabajadores europeos crece sin cesar. Las concesiones que significan el "estado del bienestar" se traducen en la Seguridad Social para todos, seguro de desempleo, acceso a la universidad de forma masiva, etc.
Esta estabilidad económica se traduce en una estabilidad política, y la revolución se traslada a los países dependientes y coloniales. Entre 1945 y 1960 se producen la revolución china, la cubana y la descolonización de muchos países africanos, con Argelia a la cabeza. Es precisamente la lucha por al independencia de este pueblo contra la metropolí francesa la que traerá la instauración de la Vª republica, dirigida por el general De Gaulle.
Sin embargo, en los primeros años de la década de los sesenta el sistema comienza a dar sintomas de crisis, pequeñas señales como caídas de la tasa de crecimiento, subida de los precios de las materias primas, tasa de desempleo que aumenta y que comienza a presentarse como estructural y duradero, que explotaran en la llamada "crisis del petroleo" de 1972-73.
Por otra parte, el cambio que sufrieron los patrones demográficos, económicos y sociales de los países occidentales favorecieron la aparición de un feminismo que se centraba en aspectos ligados a la condición sociocultural de la mujer. El descenso de los índices de mortalidad infantil, la mayor esperanza de vida y los anticonceptivos liberaron en gran parte a la mujer de las responsabilidades relativas al cuidado de los hijos. Todo ello junto con la inflación (que significaba que muchas familias necesitaban dos salarios) y un índice mayor de divorcios propiciaron que acudieran al mercado de trabajo muchas más mujeres y que defendieran su derecho a desarrollarse como personas de forma integral al igual que el hombre.
El Mayo del 68 y el mundo
El 20 de febrero 40.000 guerrilleros del Frente Nacional de Liberación ponen cerco a la base norteamericana de Khe Sanh, en Vietnam del Sur, sitiando a 6.000 soldados estadounidenses y ocupan las principales ciudades vietnamitas. En ese año 70.000 jóvenes norteamericanos se exilian a Canada para evitar ir a la guerra del Vietnam.
El 5 de marzo es elegido, en Checoeslovaquia, secretario general del Partido Comunista Alexander Dubcek. De esta forma la cupula del PC checoeslavaco pretende evitar lo que está comenzando, la primavera de Praga, es decir, la lucha de los trabajadores y estudiantes contra la degeneración burocrática del estado. Solo la brutal represión desatada por la burocracia sovietica podrá frenar la oleada revolucionaria.
El 2 de octubre, en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco (Mexico) durante una manifestación estudiantil el ejercito abre fuego contra la población, provocando más de 400 muertos y decenas de heridos.
En octubre del año siguiente, en Italia se produce el movimiento de ocupaciones de fábrica que culmina con la conquista de la escala movil de salarios, recientemente abolida, que significaba el incremento automático de los salarios según el costo de vida.
Estos son algunos de los acontecimientos que, en todo el mundo, rodearon la explosión revolucionaria del mayo francés, que comienza del 2 de mayo con una manifestación antiimperialista.
El mayo francés
Tanto el organismo gremial de los estudiantes, la UNEF, como la agrupación que tendrá más peso en la gran huelga, el Movimiento 22 de Marzo, fueron el polo aglutinante de grupos radicales que provenían de distintos horizontes. El discurso de todas estas corrientes encontraba un espacio común en el imaginario antiestatal y autogestionario presente en todas ellas. Este imaginario se nutría de la reapropiación de imágenes provenientes de los movimientos históricos que estas tendencias tomaban como referencia: las secciones parisinas de 1792-94, la Comuna, los soviets de Petrogrado en 1905 y 1917, la revolución Espartaquista, la huelga general francesa de 1936, las comunas libertarias en la revolución española, la revolución cultural china.

Este imaginario unificaba a corrientes de clara inspiración antiestatista (anarquismo, consejismo, situacionismo) con otras que mantenían en su corpus doctrinario una tensión no resuelta entre centralismo jacobino/autoorganización de las masas (trotskismo, maoísmo, socialistas de izquierda).
Desafiando a la "sociedad de la abundancia" reaparece un lenguaje que muchos creían perdido. Así lo dice un militante entrevistado por el escritor mexicano Carlos Fuentes: "Oponemos un lenguaje nuevo, radical, al lenguaje momificado del poder, del parlamento, de las elecciones y de las formaciones políticas tradicionales."
Interrogado por Fuentes sobre cómo se concilia la descentralización autogestionaria con la complejidad de la industria moderna, le contesta que las formas modernas de comunicación permiten conciliar la planificación con la autogestión: revolucionariamente, las comunicaciones facilitarían las formas de vida autónomas y descentralizadas, al tiempo que asegurarían una planificación sin sacrificio de la autogestión.

La coyuntura política y económica, unida a la gran ebullición cultural en las universidades de la época, generaron una serie de hechos que desembocaran en la gran revuelta.
A comienzos de 1968, a pesar de la asignación de sustanciales partidas presupuestarias para el Ministerio de Educación, surgió una creciente inquietud entre los estudiantes franceses, quienes criticaban la incapacidad del anticuado sistema universitario para dar salida al mundo laboral a un número, cada vez más elevado, de licenciados. Al mismo tiempo, diversos grupos inspirados por las ideologías anarquista, trotskista y maoísta, manifestaron su oposición a la sociedad capitalista y al consumismo.
Los hechos se inician en marzo en la Universidad de Nanterre, en los suburbios de París. En protesta ante una decisión del rectorado que prohibe las visitas femeninas a los dormitorios de los estudiantes, los varones cuelgan sus slips en las ventanas y pretextan una intervención policial. El 22 de marzo se forma el grupo liderado por Daniel Cohn Bendit. El 2 de abril los estudiantes bautizan el anfiteatro con el nombre "Ché Guevara" y ocupan la Universidad.
Al temer violentos enfrentamientos entre grupos de derecha e izquierda, se pidió la intervención de la policía, violando así la autonomía gubernativa de la universidad y su condición de lugar donde puede exponerse con total libertad cualquier expresión. El 6 de mayo se anuncia el cierre de todas las facultades de París. La respuesta son 50.000 estudiantes en la calle; la intervención de la policia provoca una batalla campal con un resultado de 945 heridos y 422 detenidos. A consecuencia de todo ello, los sindicatos de estudiantes y profesores convocaron una huelga general. Después de una semana en la que las manifestaciones estudiantiles fueron duramente reprimidas por la policía, los sindicatos obreros convocaron una huelga general para el 13 de mayo. Diez millones de trabajadores respondieron a este llamamiento. El 21 de mayo, estas movilizaciones provocan la caída del ministro de educación, Alain Peyreffite.
La comunicación horizontal fue uno de los mecanismos que utilizaron los estudiantes y profesores para subvertir la vida de las universidades ocupadas. Los seminarios abiertos y los cursos se desarrollaron demostrando que una educación no-autoritaria era posible. La vida de los claustros en esas semanas conoció la explosión de la palabra multiforme. Una de sus expresiones más profundas fue la organización de los estudiantes por nacionalidades (españoles, italianos, mexicanos, argentinos), que realizaban seminarios para analizar la situación de sus países a la luz del movimiento francés.
Otra de las caracteristicas centrales del Mayo francés fue que los obreros impusieron la movilización y la huelga general a quienes eran, en aquél momento, sus dirigentes, el Partido Comunista Francés (PCF) y el sindicato CGT. Tan es así que sólo convocaron a la huelga 10 días después del comienzo de las movilizaciones, y desconvocaron a la primera concesión que hizo el gobierno (aumento de salarios). La unión entre obreros y estudiantes se produjo contra la voluntad de los dirigentes comunistas y de una forma espontánea.
El PCF estaba atado por los acuerdos de Stalin con Estados Unidos, en Yalta y Potsdam, por los que se garantizaba la estabilidad capitalista en Europa Occidental. El mayo del 68 provocó una crisis en estos acuerdos, al poner sobre la mesa en unos de los países centrales, Francia, la cuestión de la lucha revolucionaria de los trabajadores, con sus métodos tradicionales de huelga general y ocupación de fábrica.
En este mismo orden se produjo la toma de la televisora francesa [ORFT] por los periodistas, en protesta contra la distorsión de la información sobre el movimiento y la persecución a los periodistas que no acataban estas pautas. El más poderoso de los mass-media modernos sufrió la impugnación de su supuesta neutralidad por sus trabajadores.

El discurso que reunió a todas las redes del movimiento fue el rechazo a la represión y el avance del poder político sobre los derechos de las personas. Esta fue la bandera que presidió las grandes movilizaciones que se apoderaron de París en el momento alto de la huelga (13 de mayo-30 de mayo). Un pueblo declarado en estado de asamblea no pudo constituir una voluntad revolucionaria única, pero sentó las bases de un lenguaje que encerraba la esperanza de ser dueños de su propio destino.

Los periodistas y técnicos de la ORFT, desnudando los mecanismos de la manipulación de la información; los profesores y estudiantes de las universidades, impugnando el orden académico por medio del seminario anti-autoritario; y los docentes y alumnos de los liceos, haciendo la crítica del autoritarismo pedagógico, son para el historiador Alain Touraine los más vigorosos embriones de contrapoder que se desarrollaron en la red de instituciones tomadas. Para Touraine Mayo fue un poco más que la toma de la palabra. El movimiento encontró sus límites en el momento en que no fijó sus objetivos hacia la impugnación del aparato central del Estado. Este movimiento que no se constituyó en un contrapoder, dejó como legado una experiencia antiautoritaria protagonizada por millones de personas.
En las elecciones que siguieron a la huelga se votó por la vuelta a una normalidad cuya suspensión no había producido una solución alternativa. Era un triunfo para el General De Gaulle. En ese mismo año se firmaron los Acuerdos de Grenelle y los sindicatos negociaron un incremento del salario medio del 12%. Sin embargo, De Gaulle estaba convencido de la necesidad de una reforma en la sociedad francesa y defendió la aplicación del concepto de participation (reparto de los beneficios). Decidido tras su éxito electoral a reforzar su poder, propuso un referéndum nacional sobre la regionalización y la reforma del Senado, aunque en el fondo era una aprobación popular a su política. Sus propuestas fueron rechazadas y el 28 de abril de 1969 dimitió.
Mayo, como movimiento impugnador de las relaciones entre dirigentes y dirigidos, de la racionalidad económica del capitalismo y del establishment académico y científico, tuvo dificultades para arribar a una síntesis única, y esta misma dificultad se presenta a la hora de su apropiación por las fuerzas que pugnan por elaborar una crítica del sistema en las postrimerías del siglo.
La resultante de las distintas palabras impugnadoras del ´68 es que cuestionaban no sólo el sistema capitalista y sus distintas fundamentaciones ideológicas sino que también sacaban a la luz los déficit y puntos oscuros de los modelos políticos que se presentaban como alternativos (izquierda tradicional, regímenes burocráticos, modelos de partidos centralizados, etc.). Las palabras que cuestionaban el sistema, cuestionaban también muchas de las formas de construcción política que se postulaban como su negación.

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